Homenaje a Neil Diamond, en «El expreso de medianoche», 1 de febrero 2020

 010220 Podcast EL EXPRESO DE MEDIANOCHE

Hoy el Expreso de Medianoche se viste de gala y recibe a Juan de Dios Rodríguez. Este fue realizador de Radio Madrid FM, radio musical, presentador de Superventas LP’s, compartió micrófono con Joaquín Luqui, Pepe Fernández, Olimpia Torres, Anabel Padilla y Juan Navarro. Posteriormente fue director de las emisoras de la SER en Gualajara, Valladolid y Albacete y terminó su carrera radiofónica como Director de Comunicación de la Cadena SER.

Hoy dedicamos nuestro Expreso a Neil Diamond y su memorable actuación “Hot August Night” en el Madison Square Garden de NY en 2008. Acompáñenos.

En varias ocasiones Neil Leslie Diamond se ha referido a si mismo como aquella rana que soñó ser rey, y lo fue. De hecho hubo una época en la que solía firmar sus comunicados con el dibujo del anfibio coronado. Pues hoy vamos a recorrer lo mas destacado de aquel niño de Brooklyn que soñaba con castillos, reyes y dragones como cantaba en Brooklyn Roads; sonidos y músicas que le acompañaban desde la infancia y tuvieron sus primeras manifestaciones en una guitarra que le llegó en la adolescencia.

 Iba a un colegio en el que coincidía con Paul Simon y Barbra Streisand. Sus inquietudes le llevaron a formar un par de grupos pero la dureza de los comienzos y sus ansías por escribir canciones y trasladar aquellas melodías terminó por llevarle al Brill Building en el corazón del Tin Pan Alley donde por 50$ a la semana compartía sueños con Carole King -entonces Klein- y Gerry Goffin, el mismo Paul Simon, Barry Mann y Cynthia Weil, Jeff Barry y Ellie Greenwich. Precisamente estos últimos le animaron a cantar sus propias canciones. Lo intentó con la CBS pero rechazaron sus maquetas y fue un sello independiente Bang Records quien se hizo con los inicios de una carrera allá por 1966 que llegaría hasta hoy.

En el camino han quedado hasta un total de 55 álbumes incluyendo grandes éxitos entre ellos cuatro directos completos, al margen de otras grabaciones en vivo. Esos cuatro son Hot August Night celebrado en el Teatro Griego de Los Ángeles el 24 de Agosto de 1972 donde cerraba una primera etapa dando el gran salto que le llevaría a la compañía que ocho años antes le había rechazado presentando el ambicioso Jonathan Livingstone Seagull. Volvería “a su casa” del Griego en 1977 tras una gira mundial de año y medio con un concierto denominado “Love” at the Greek por la apasionada demostración de cariño por sus fans. Volvería en 2012 para rememorar 40 años después el concierto de 1972, pero nos vamos a detener cuatro años antes, en 2008 y en su otra casa, la de verdad, en Nueva York en agosto de ese mismo año.

Durante una semana se cerró con sus paisanos neoyorkinos en el Madison Square Garden para grabar los conciertos y realizar la película de los mismos. Se completaba con un documental de Diamond recorriendo las calles de su barrio, los comercios y locales que frecuentaba, incluso entramos en su antigua casa en la que comparte momentos con los actuales vecinos. La producción corrió a cargo de Ian Stewart y la dirección del film a Hamish Hamilton. El artista que en su inmortal “I am, I said” reconocía sentirse entre dos costas, la del Atlántico y la del Pacifico, este y oeste, (“betwen two shores”) se entregaba a su ciudad y de ahí denominar aquellos conciertos como “Hot August Night/NYC” .

Se trata de revivir en el impresionante auditorio neoyorkino sus grandes hits desde Holly Holy a Brother Love’s Travelling Salvation Show, Play Me, Cherry Cherry, Done Too Soon, Solitary Man, los impresionantes momentos de Sweet Caroline, Yoy don’t bring me flowers, Song Sung Blue, I’m a believer, America, Cracklin’ Rosie o una de sus mas íntimas confesiones –casi despedida- de Hell Yeah en la que agradece los años vividos entregado a un público, a una audiencia que como el mismo dice se ha sentido como un surfero encima de una ola.

El pasado 23 de Enero hizo dos años que el surfero anunció que se bajaba de la ola. El parkinson le obligaba a retirarse de los escenarios, pero se comprometía a seguir componiendo y regalándonos sus sonidos y músicas, sus sueños que sigue teniendo como cuando era aquél niño que soñaba con dejar de ser una rana para convertirse en rey; y vaya si lo logró. Y esto, queridos, ya no da para más, aquí termina por hoy El Expreso de Medianoche.

 

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